No existen fórmulas para que nuestros electrodomésticos duren toda una vida, pero un buen mantenimiento desde la compra ayudará a alargar la vida útil de nuestra línea blanca.
Primero que nada, no botes los instructivos y manuales de tus electrodomésticos. Sí, a casi nadie le gusta leer instrucciones, pero nunca se sabe cuándo los necesitarás. Los fabricantes de línea blanca y algunos electrodomésticos hacen un solo manual para varios modelos, así que para que no te perdás, sugiero que, en cada uno de los instructivos, coloqués el modelo y la fecha de compra de este.
Anotar en el instructivo el modelo de tu aparato y la fecha de compra te ayudará y te ahorrará un montón de tiempo a la hora de solicitar un servicio de mantenimiento, o alguna reparación ya que tendrás toda la información a la mano a la hora que lo necesités.
¿Qué más debes hacer?
- Conocer los manuales y revisar muy bien si hay alguna actividad que debamos hacer periódicamente para mantener el aparato en buen estado, como, por ejemplo, lavado de filtros, limpieza exterior, cambio de focos, mantenimiento a empaques, etc.
- También podés revisar los espacios mínimos requeridos entre la pared y el aparato, para que pase aire a su alrededor y trabajen efectivamente sin sobre calentarse. Esto aplica para refrigeradoras, lavadoras, estufas, microondas y televisores.
- Si necesitás limpiar el microondas, la refrigeradora o estufa, utiliza productos desengrasantes no abrasivos como lavavajilla o jabón neutro, y un paño que no bote pelusas.
- Conoce y también programa, los mantenimientos periódicos que necesita cada aparato – por lo general se recomienda hacerlo cada año, es decir, una vez por año deberás llamar a un técnico especializado en el aparato y marca que revise y limpie a fondo cada aparato.
- Mantén limpios lo aparatos pasando un trapo o bayeta (hecha de microfibra) por dentro y fuera con algún producto amigable como el vinagre o el bicarbonato. Ambos te ayudarán a eliminar malos olores.
- Cuando vas a limpiar una refrigeradora, desconecta el aparato antes de limpiarlo y retira todos los alimentos. También saca las gavetas internas para lograr un mejor resultado.
- Para retirar manchas difíciles, puedes hacer una especie de pasta con 100 g de bicarbonato de sodio y agua tibia. Esto lo aplicas sobre las zonas afectadas con movimientos circulares sin utilizar ningún material abrasivo.
- Hablando nuevamente de refrigeradoras, limpia el condensador (parte trasera del producto) cada seis meses con un trapo seco o una aspiradora.
- No utilices desengrasantes al limpiar los sellos plásticos que cubren las puertas y las repisas internas, ya que los debilitan y perjudican la hermeticidad. Solo utiliza agua y jabón neutro.
- Puedes eliminar la suciedad de las juntas de las puertas con un paño impregnado con vinagre o con un bastoncillo de algodón. Mueve la refrigeradora y elimina el polvo de la parte trasera: funcionará menos forzada y, por lo tanto, consumirá menos energía.
- Si utilizas el horno de la estufa, sabrás que las bandejas y las rejillas suelen ser las que se ensucian más. Déjalas en remojo en agua caliente y lavaplatos durante al menos una hora. Después, frótalas con un paste suave. Tip: Si añades al agua de enjuagado un poco de limón, olerán mejor.
- Evitar colocar tus electrodomésticos en el exterior sin protección.
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